Cortejo 2.0

Imagínate dónde estaríamos ahora si el cortejo del siglo XIV se hubiera hecho con reggaetón.



"Si con suspiros de llamaros trato, a ella le encanta la gasolina
Vuestra realeza, que hallo de inmediato, le zumba mambo pa'que mi gata prenda los motores."

Daddy Petrarca.


Este atentado a las letras no es exactamente un producto que mi mente elabore por placer. Es más bien un simulacro.
Imagínate que, dentro de siete siglos, el poeta más reconocido del siglo XXI fuera Daddy Yankee.
Y me atreveré a ir un paso más allá.
Tomando como punto de partida la evolución del amor en la literatura, desde la época de los petrarquistas hasta la de la autora de Cincuenta Sombras de Grey, me vienen a la cabeza cuestiones muy preocupantes:

- ¿Quién será el autor del superventas de 2715?
- ¿Qué género musical dominará las discotecas en el siglo XXVIII? ¿La evolución del dubstep hacia el chirrido de los carritos de la compra, o la evolución del reggaetón hacia la repetición indefinida de sustantivos descriptivos de genitales femeninos?
- ¿Qué vendrá después del twerking?

No sé si me gustaría tener una máquina del tiempo para conocer la respuesta a estas preguntas.
Imagínate que la hubiera tenido un músico de cámara y hubiera aterrizado en una discoteca un sábado a las cuatro de la mañana.
Imagínate que la hubiera tenido una princesa casadera y hubiera aparecido en los premios MTV para ver la actuación de Miley Cyrus.

Tampoco es que defienda a las princesas casaderas, ni mucho menos. Solo digo que podríamos haber evolucionado hacia algo mejor que el perreo.